Este es un blog de análisis crítico, pero lo más objetivo posible, de la realidad Uruguaya y global. NEM NYOTÍ en idioma lantec (la lengua nativa charrúa-chaná) significa "espíritu libre"

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Los presos liberados de Guantánamo, la xenofóbia y la psicosis del terrorismo

La bahía de Guantánamo ha sido una base norteamericana de detención ilegal y sometimiento a métodos ilegales de interrogatorios (que son ilegales en territorio estadounidense) como son la tortura física y/o psicológica.
Esta base militar está situada en territorio cubano a principios del S XX y no fue desmantelada con la revolución debido a que parte de los tratados de alto el fuego entre Cuba y EEUU (oficialmente nunca se declaró la paz y se mantiene la declaración de guerra) incluían el mantenimiento de la bahía de Guantánamo bajo órdenes del gobierno estadounidense.

Llamada “la quinta frontera” por los cubanos, la cárcel de Guantánamo ha sido siempre epicentro mundial de torturas, desapariciones y una vergüenza para toda la humanidad. A partir de 2001 fue reacondicionada de base militar a cárcel para alojar a acusados de terrorismo contra EEUU en un territorio sin legislación alguna para utilizar todo tipo de métodos de tortura.
 En los últimos años la administración Bush ha estado haciendo esfuerzos por cerrar la cárcel (pero no la base militar) de la bahía de Guantánamo y se les ha presentado el problema de la necesidad de realojar a los presos que allí se encuentran.
La inmensa mayoría de los detenidos son inocentes y el más culpable que pueda haber no ha hecho más que lo que haría cualquiera si su país fuera invadido por una potencia extranjera.
Nuestro país (Uruguay) se ha ofrecido a recibir presos de la cárcel de Guantánamo y así lo ha hecho en los últimos días colaborando para que este tipo de vergüenzas mundiales no prosiga.
Este hecho ha despertado una faceta de muchos Uruguayos sobre todo de la derecha que hasta ahora no se había mostrado en nuestro país en esta magnitud: la XENOFÓBIA acompañada de prejuicios políticos, étnicos y culturales fomentados por los medios de comunicación. Este tipo de sentimientos negativos no existían en la opinión publica hasta hace poco y si bien nuestro país ha recibido refugiados de Siria, los presos de Guantánamo cargan con la psicosis del terrorismo y el anti islamismo instalado por EEUU a nivel mundial a través de los medios de comunicación para justificar sus guerras por el saqueo del petróleo árabe.
Por otro lado en muchos uruguayos se ha despertado un sentimiento de solidaridad internacionalista que tampoco se había visto antes en la opinión pública. Tanta es la división de la opinión social que uno de los presos que ha sido recibido por nuestro país Abdelhadi Omar Fara decidió publicar una carta abierta a la población Uruguaya y nuestro presidente José “Pepe” Mujica también publicó una carta abierta a la población Uruguaya y al presidente Obama en la que abordó el tema y aprovechó para instar públicamente al gobierno norteamericano de poner fin de una vez por todas al injusto bloqueo económico contra Cuba y a liberar a los 5 cubanos presos en EEUU acusados de espionaje.
 Dejo a continuación copia de ambas cartas y espero que estas abran las mentes y aporten al debate no sólo en Uruguay sino en todos los países que han recibido o recibirán presos de Guantánamo.


 Carta abierta de Abdelhadi Omar Fara (ex preso de Guantánamo) a la población Uruguaya


"Mi nombre es Abdelhadi Omar Faraj. Por los últimos 12 años también he sido conocido como prisionero número 329 en Guantánamo. Y soy uno de los hombres recién llegados como refugiados en Uruguay desde esa horrible prisión.
Estoy seguro que muchos uruguayos sienten curiosidad por mí y por los otros hombres, así que quiero dirigir esta carta directamente al pueblo de Uruguay, en el espíritu de apertura y de la amistad que nos han mostrado.
Yo nací en Siria en una familia grande, con un hermano y cinco hermanas. Aunque éramos de recursos modestos, yo recuerdo una niñez feliz, pasando días nadando en el río cerca de mi hogar.
Dejé la escuela después del sexto grado para trabajar, primero como mecánico y después como carnicero. Cuando tenía 19 años viajé a Irán en busca de trabajo y para evitar el servicio militar obligatorio de dos años en Siria.
Trabajé en una carnicería en Teherán por alrededor de dos meses, pero no me gustó Irán. Fue entonces que me fui para Afganistán donde me dijeron que encontraría empleo y un mayor sentido de comunidad. Mientras estuve en Afganistán, trabajé en una tienda local de comestibles.
Cuando la guerra en Afganistán estalló a fines de 2001, yo temía que una de las partes beligerantes, la Alianza del Norte, me mataría por ser árabe. Huí por tierra a Pakistán.
Cuando llegué a la frontera con Pakistán, fui detenido por soldados paquistaníes. Dentro de un día me entregaron a miembros del ejército estadounidense a cambio de una recompensa. Por un período de seis meses, los americanos me encarcelaron en Kandahar, Afganistán, en condiciones infrahumanas. Fui interrogado sin cesar, severamente, y no me permitieron bañarme.
Luego, el 8 de junio de 2002, guardias estadounidenses me vistieron en un overol de color naranjado y zapatos naranjados, guantes gruesos para quitar cualquier sentido de tacto, orejeras a prueba de sonido, gafas opacas y una máscara quirúrgica, y me encadenaron dentro de un avión. Una vez a bordo, ellos me dieron una inyección sin mi consentimiento, que me durmió y me mantuvo letárgico y mareado por muchos días. Ese avión aterrizó en la Bahía de Guantánamo, Cuba.
Por 12 años los Estados Unidos me encarcelaron en Cuba frecuentemente en condiciones crueles, sin cargos, juicio o proceso justo. En 2009, un equipo de gobierno de los Estados Unidos incluyendo a representantes de los militares, el FBI y la CIA revisó mi expediente y determinó de forma unánime que yo debería ser liberado de Guantánamo. Sin embargo, yo permanecí 5 años más en esa prisión desesperante ya que mi propio país, Siria, se hundía en una sangrienta guerra civil, haciendo que mi repatriación allí fuera imposible.
Si no hubiera sido por Uruguay, hoy aún estaría en ese agujero negro en Cuba. No tengo palabras para expresar lo agradecido que estoy por la confianza inmensa que ustedes, el pueblo uruguayo, han puesto en mi y en los otros prisioneros en abrirnos las puertas a su país. No podemos agradecerles lo suficiente por recibirnos en su país.
También deseo agradecer personalmente al Presidente José Mujica por su acto noble de solidaridad con nosotros y por su compromiso a tratarnos como seres humanos plenos, en vez de actuar como otro carcelero.
En cuanto a mí y los otros prisioneros, deseo asegurarle a todos los uruguayos, incluyendo el gobierno uruguayo, que brindaremos solo buena voluntad y contribuciones positivas a Uruguay mientras aprendemos Español y rehacemos nuestras vidas aquí.
Yo también aprecio profundamente la iniciativa humanitaria emprendida por la Embajadora de los Estados Unidos en Uruguay, Julissa Reynoso, en hacer nuestro reasentamiento aquí posible.
He seguido durante mucho tiempo a la Celeste y tenia la esperanza de hinchar desde Uruguay durante esta última Copa Mundial. Aunque esto no resultó posible, espero poder seguir sus logros con el pueblo uruguayo en la próxima Copa América!”

Carta abierta del presidente José "Pepe" Mujica a Obama y a la población Uruguaya



“La solidaridad es la ternura de los pueblos”, proclamó Pablo Neruda en medio de la inmensa y urgentísima tarea de evacuar, socorrer y asilar a decenas de miles de republicanos españoles de los que tantos lograron llegar también al Río de la Plata luego de la Tragedia de 1939.

Este Presidente fue en su juventud alumno deslumbrado y hoy agradecido, de una de aquellas lumbreras  intelectuales desterradas.

El Uruguay pacífico y pacificador es una gran herencia y a la vez una estrategia vital.

Este país formó parte de la vanguardia mundial en la creación de instrumentos internacionales para la paz.

Recogiendo de nuestro mejor pasado esa vocación, hemos ofrecido nuestra hospitalidad para seres humanos que sufrían un atroz secuestro en Guantánamo. La razón ineludible, es humanitaria.

A estas tierras han venido, desde nuestra independencia y aún antes, personas y contingentes a veces muy numerosos buscando refugio: guerras internacionales, guerras civiles, tiranías, persecuciones religiosas y raciales, pobreza y también extrema miseria, lejanas o muy cercanas.

Desde todos los países de Europa incluyendo la lejana Rusia; y de América; y lo más doliente: desde África, traídos como esclavos.

Muchísimos llegaron desde situaciones comprometidas y comprometedoras. Han construido este Uruguay: forjaron bienestar, trajeron oficios, semillas, saberes, culturas, y, por fin, hincando profundas raíces, sembraron aquí su hoy innumerable descendencia. Y también sus tumbas del morir de viejos. Formaron con sus huesos parte de nuestra tan querida tierra.

Pero a la vez y a su tiempo, en mala hora para nosotros, hemos recibido la cálida y oportuna mano tendida y el asilo de numerosos países, a pesar de que éramos “acusados” por la tiranía doméstica, de ser gente muy peligrosa.

Y antes, durante y después, decenas de miles de compatriotas se fueron a todos los confines, a causa de la pobreza y la falta de perspectivas.

Muchos de ellos, y su descendencia que habla otros idiomas, no han podido volver y constituyen para nosotros, además de una dolencia y un deber pendiente, la querida Patria Peregrina.

Es por todo ello que siguiendo por el camino de la famosa Parábola, sentimos la escena porque la sufrimos en carne propia, desde el dolor del herido más que desde el altruismo del Samaritano.

Formamos parte del mundo de los asaltados heridos. Pertenecemos a la inmensa mayoría de la Humanidad.

No debemos ni queremos olvidar ni perder ese punto de vista para mirar las crudas realidades, por desgracia tan numerosas como crueles, que hoy golpean a gritos en la puerta de millonarias conciencias.

La ocasión ahora jubilosa es propicia para que reclamemos nuevamente el levantamiento del injusto e injustificable embargo a nuestra hermana República de Cuba cuyo Héroe Nacional fuera cónsul de Paraguay, Argentina y Uruguay en Nueva York.

La liberación de Oscar López Rivera, luchador independentista portorriqueño de setenta años, preso político en Estados Unidos desde hace más de treinta, doce de los cuales en celda de aislamiento.

Y la liberación de Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández, cubanos presos en Estados Unidos desde hace dieciséis años.

Estamos seguros de que estas demandas insatisfechas abrirían amplias avenidas a un proceso de paz, entendimiento, progreso y bienestar para todos los pueblos que habitan aquella zona crucial de nuestra América."

José Mujica



Estaré agradecido de recibír opiniones en los comentarios e invito a todos a compartír este artículo. A quien le guste el blog lo invito a suscribirse al mismo para ser notificado de nuevas publicaciones, el enlace está en la parte superior derecha.